Sin embargo esto no es natural, el mundo nos exige mantener nuestros pies sobre la tierra, cosa que es realmente difícil debido a nuestro deseo natural de aceptación. Es este deseo el cual nos orilla a traicionarnos a nosotros mismos y buscar nuestro verdadero camino.
Cualquier cosa que no esté a la par del placer, muchas veces simulado, de los demás nos desanima, nos vuelve miserables y molestos con nuestra realidad.
¡Es una pena! Es una pena ya que esto es un círculo vicioso, es la droga más fuerte que tenemos en la actualidad; el interminable deseo de saciar el Yo como el más importante.
La confrontación es difícil y la batalla es interminable. Vivir realmente y dejar de flotar sobre las arenas movedizas de esta ilusión es casi un arte. Poner los pies sobre la tierra requiere valentía y perseverancia. Así como de distintas destrezas.
Lo más duro de vencer es el miedo a perderse de algo, algo que aunque no conocemos queremos experimentarlo. Pero es así mismo como debe resolverse esta guerra, con la experiencia. La experiencia de cosas sencillas pero vívidas.
Lamento no conocer más sobre este asunto, mis experiencias actuales no me permiten ser un amplio conocedor del tema.
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